Todas
las semiconservas fermentadas contienen bacterias del grupo láctico
(Lactococcus, Enterococcus, Leuconostoc, Pediococcus, Streptococcus,
Lactobacillus).
Nuestros
antepasados comprendieron instintivamente que los productos fermentados se
conservaban bien y que su consumo era beneficioso para la salud. El mundo de la
microbiología ya puso poco a poco de manifiesto que algunas bacterias
desarrolladas espontáneamente en los productos con fermentación láctica poseían
características “probióticas”, es decir, beneficiosas para la salud.
El
chucrut se viene consumiendo desde la época de los Romanos, y la col fermentada
sigue siendo hoy un plato importante de la cocina centroeuropea, desde Alsacia
hasta Ucrania. En Polonia, Ucrania y muchos países de Europa del Este se
consume borsch, una sopa de verduras cuyo ingrediente principal es el zumo
fermentado de remolacha.
En
la cocina occidental, las aceitunas, pepinillos, remolacha, nabos, etc. se
conservan mediante fermentación láctica. No obstante, la industria agroalimentaria
tiende cada vez más a conservar los productos en escabeche o en vinagre, o a
esterilizarlos tras la fermentación, lo que destruye las bacterias. La cerveza
de hoy en día suele pasteurizarse a pesar de estar fermentada, por lo que
contiene muy pocas bacterias y levaduras.
Por
el contrario, la leche fermentada es muy rica en bacterias beneficiosas para la
salud con características “probióticas” de diferentes propiedades en función de
la especie y biotipo bacteriano utilizado.
Es
el caso del yogur (fermentado por Streptococcus thermophilus y Lactobacilus
bulgaricus), la leche acidófila (fermentada por Lactobacillus
acidophilus), la leche con bifidus (fermentada por Bifidobacterium bifidum,
longum, breve o lactis), el kéfir (fermentado por varias especies de
Lactococcus, Leuconostoc, Lactobacillus, Sacharomyces, Kluyveromyces, etc.).
Todos estos tipos de leche fermentada son importantes para la salud,
especialmente si la materia prima procede de cabra, oveja o yegua, teniendo en
cuenta que la elaboración no sea industrial y ni con concervantes. En lo que
respecta a los yogures clásicos, cada vez más y más personas desarrollan una
intolerancia a la leche de vaca, que se manifiesta en inflamaciones como
rinitis, sinusitis, artritis, artosis, etc.
De
acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS o WHO), la definición de
probióticos es: "Microorganismos vivos que, cuando son suministrados en
cantidad adecuadas, promueven beneficios en la salud del organismo
huésped".
Una
muy buena opción se encuentra en el consumo de bebidas probióticas. Como puede
se la bebida Soma y el Molkosan:
"BebidaSoma": Contiene mil millones
de diferentes cepas de probióticos o microorganismos vivos y saludables. En
cuanto se mezcla el polvo en un litro de zumo ecológico y después de dos días
de reposo y fermentación, se han multiplicado a 40 mil millones de beneficiosos
microorganismos. Ingeridos en cantidades suficientes, tiene un efecto
beneficioso en el organismo, permanecen activos en el intestino y ejercen
importantes efectos fisiológicos, como contribuir al equilibrio de la
microbiota intestinal del huésped y potenciar el sistema inmunitario.
”Molkosan”: Exento de lípidos y proteínas, Molkosan posee una multitud de efectos excelentes para la salud. Consumido regularmente, el suero de leche ejerce una influencia muy positiva en el sistema digestivo y, al mismo tiempo, sobre el sistema inmunitario. Una flora intestinal intacta no es sólo una condición necesaria para la funcionalidad de las defensas endógenas, sino también una exigencia fundamental para nuestra salud y bienestar.
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