Se necesita mucho valor
para amar a las mujeres marcadas por el pasado, aquellas de carácter fuerte pero de
corazón bueno. Se necesita mucho amor para curar las heridas y las
desilusiones.
Pero, sobre todo, se
necesita ser inteligente, porque son tan maduras y tan experimentadas que ya no
creen en lo que sienten, sino en lo que estés dispuesto a hacer por ellas.
Ya
no tenemos la figura de los 20 años, pues las piedras del camino han
moldeado nuestro cuerpo. Nuestra mirada es cómplice, pues se ha formado
durante años, permitiéndonos manejar el arte de amar a nuestros hijos, a
nuestra pareja, a nuestros familiares y a nuestros amigos.
Acumulamos
de manera perfecta la experiencia y la juventud, lo que nos hace dominar
el arte y el manejo de nuestra esencia, sumando vida a los años que hemos
disfrutado y que nos quedan por disfrutar.
Porque una mujer de más de 40 deja huella por dónde camina, haciéndose dueña de sus pasos. Siente que pisa fuerte, transmite seguridad en sí misma y ha logrado una estabilidad y un equilibrio emocional y personal que hipnotiza.
Más de 40 soplos de aire fresco…
¿QUE CUÁNTOS AÑOS TENGO?
Tengo la edad en que las cosas se miran con más
calma, pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños se empiezan a
acariciar con los dedos y las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor, a veces es una
loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada. Y
otras un remanso de paz, como el atardecer en la playa.
¿Qué cuántos años tengo? No
necesito con un número marcar, pues mis anhelos alcanzados, las
lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones rotas…
Valen mucho más que eso.
Valen mucho más que eso.
¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o
sesenta!
Lo que importa es la edad que siento.
Lo que importa es la edad que siento.
Tengo
los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia
adquirida y la fuerza de mis anhelos.
¿Qué cuantos años tengo? ¡Eso a quién le
importa!
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.
José Saramago
Los
40 y los 50 son un momento peculiar, en el que te encuentras entre dos
generaciones que ponen en evidencia lo efímero de la vida, por eso nos damos
cuenta de que hay que aprovecharla y conciliar nuestros mundos. Dejas de
preocuparte por lo que pasó y por el que pasará para comenzar a disfrutar de lo
que está pasando.
A
partir de los 40 por fin entendemos que
cada persona que te encuentras tiene un papel. Algunas personas te ponen a
prueba, otra te utilizan, no falta quien te ama y te enseña, pero las personas
realmente importantes son las que sacan lo mejor de ti. Son y serán personas
pocos comunes y extraordinarias las que te recuerdan que todo ha merecido la
pena.
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