Si visualizamos esta vida como la escuela donde
venimos a aprender y pulir aquellas
áreas que necesitan ser mejoradas en nuestras vidas en esta existencia, también
debemos aceptar que cada paso que damos no esta exento de riesgos, de dificultades,
de obstáculos. La forma en que nos enfrentemos a ellos es lo que hace la
diferencia en el proceso de la evolución de nuestra alma, hacia una dimensión
superior.
Será
inevitable encontrar piedras en el camino, habrá que aprender a caminar
entre ellas, alguna vez podremos caer, sentir una sensación de fracaso. Pero
precisamente es ahí donde podemos hacer la gran diferencia, no se trata de caer
sino de las veces que hemos sido capaces de levantarnos, cada caída nos hace
más fuertes, más sabios, el fracaso existe cuando nos quedamos
estancados en la misma situación, no es el hecho en si, no es la acción
de fracaso en si lo que debe contar sino la forma en que lo asumimos. Una
persona realmente fracasada es aquella que se dice a si mismo no hay más que
hacer.
Thomas
Edison el inventor de la lámpara incandescente, tuvo un sinnúmero de fracasos,
lo intento muchas, muchísimas veces hasta conseguir su meta. Su éxito no fue
inmediato, fue el resultado de una gran dosis de perseverancia, optimismo,
fe en si mismo y un claro enfoque hacia su meta.
Cuando
superamos cada dificultad y salimos adelante se va desarrollando
Fortaleza, y es precisamente la Fortaleza nuestra mejor aliada en encarar
las situaciones dolorosas y complicadas que la vida nos pone cara a cara.
Para llegar a la flor primero nos hincaremos con las espinas. Así que no
hay mejor forma de enfrentar el día a día con una actitud positiva, con la
Fortaleza que da el sabernos capaces y entonces habremos aprendido a caminar
entre las piedras del camino con fe, con seguridad, con actitud positiva, y
como premio recibiremos copiosas bendiciones como forma de el Universo en
retribuirnos y premiarnos en ese caminar.
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