domingo, 2 de febrero de 2014

¿Por qué tener mascotas?

La palabra mascota, significa talismán, y se usa para nombrar a los animales domésticos que nos hacen compañía, como los perros, los gatos o los conejos. Sin embargo un animal que nos acompaña no es un objeto, ni un amuleto ni ninguna otra cosa. Es un ser vivo, que pertenece a nuestro mismo reino, y tiene necesidades muy parecidas a las nuestras, de afecto, de comida, de abrigo, de agua, con las particularidades propias de su especie. Cuando lo traemos a casa, lo adoptamos para que integre nuestra familia con los derechos y obligaciones que ello impone. Es por ello que hay que tener conciencia de que nos traerá muchas satisfacciones pero también responsabilidades, como tiempo para compartir con ellos, un lugar adecuado, gastos de comida y de veterinaria, conseguir que lo cuiden en nuestras vacaciones o llevarlo con nosotros, etcétera.
A los niños compartir su vida con un animalito les sirve para aprender a proteger a otro ser vivo, para adquirir responsabilidades, para tener un compañero de juegos, para apreciar las necesidades ajenas, todo lo cual se desvirtúa si no existe un adulto responsable que vigile el trato de los niños con los animales, y les enseñe que deben tratarlos con amor y respeto. Todavía peor, es cuando son los propios adultos los que dan el mal ejemplo, tratando a los animales con golpes y faltas de cuidado. Es frecuente observar perros o gatos “olvidados” en un patio, como si fueran un mueble descartado que ya perdió su valor, siendo en este caso dañino no solo para el ser vivo inocente condenado sin motivo, sino como ejemplo de desvalores, que denigran a la raza humana.
Para los adultos mayores son una agradable y fiel compañía. Compartir la vida con estos simpáticos amigos aumenta la producción de oxitocina, una hormona que contraataca al estrés, y favorece un estado de ánimo alegre y confiado. Esto fue comprobado con un estudio efectuado en Japón donde se midió el nivel de oxitocina en orina a 35 personas, luego de jugar con animales, y otras que no se contactaron con ellas. Los primeros alcanzaron un nivel superior al resto en un 20 %. Por supuesto, los adultos mayores que deben tener un animal de compañía deben asegurarse de que alguien los cuide, pues necesitan mucha atención.

Estos miembros de la familia, que si los llamamos mascotas debemos hacerlo solo para diferenciarlos de los humanos que integran la familia, deben además estar vacunados, aseados, desparasitados y libres de pulgas y garrapatas para que no tengan ni ellos ni las personas con quienes convivan, riesgos en su salud.